ORIGEN DE LA MASONERÍA DE ADOPCIÓN
El texto fundador de la
masonería contemporánea, las Constituciones de Anderson (1723), no
permitía la admisión de mujeres en las logias debido a que, al estar
legalmente bajo la tutela de sus padres o esposos, no se las
consideraba plenamente libres. Y es que cuando surgió la masonería
especulativa, la mujer no estaba ni económica, ni social, ni
políticamente emancipada, perolas mujeres no quisieron permanecer
indiferentes a las realizaciones de las asociaciones masónicas.
Ilustración de una pseudo-iniciación según el libro L'ordre
des Franc-maçons trahi et le secret des Mopses révélé, del
abate Pérau, Amsterdam, 1758 |
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Así, en Francia, en 1730, sólo
5 años después de la aparición de la masonería especulativa en este
país, comienzan a realizar gestiones para ser aceptadas en la
Institución. En la Francia del XVIII y a imitación de la masonería,
algunas mujeres fundaron sus propias sociedades inventando una
liturgia, a veces con ayuda de los mismos masones. Tales fueron la
Orden del Paladio o Soberano Consejo de la Sabiduría, fundada en
1737; en 1738 se instituye en Reuen la Sociedad mixta Chevalier
Rameurs y des Dames Rameuses, y en Viena ese mismo año se crea la
Orden de los Mopsos que también admitía a mujeres, una de cuyas
pruebas de la iniciación consistía en besar el trasero de un perrillo
de peluche. También cabe citar la parisina Orden de la Felicidad,
creada en 1742, la Ordre Androgyne et des Feudeuses fundada en
1747 , etc. Pero todas aquellas sociedades se quedaron fuera de la
verdadera masonería y el ceremonial de admisión era una parodia
burlesca o irrisoria de las iniciaciones masónicas.
Hacia 1760, ciertos
masones empezaron a introducir a algunas mujeres en sus talleres. En
junio de 1774, el Gran Oriente de Francia había tomado bajo su
protección, en una Asamblea General, la Masonería de Adopción. Se
trataba de Logias formadas por mujeres bajo la tutela de los masones
varones. El 11 de marzo de 1775, el marqués de Saisseval, ayudado por
otros hermanos, forman la Logia “El Candor”. La Duquesa de Borbón fue
nombrada Gran Maestra de todas las logias de Adopción de Francia. En
1780 la presidencia de la masonería de Adopción pasa a la Princesa de
Lamballe que, a su vez, pertenecía a la logia El Contrato Social,
o la Duquesa de Chartres cuyo marido era el futuro Philippe Egalité, y
además a un gran número de damas de la Corte. Catalina II de Rusia
estuvo afiliada a la logia Clío, aunque en 1794 adoptara
medidas punitivas contra la masonería rusa.
Aquellas logias, llamadas de
adopción, no tenían personalidad propia pues eran logias
masculinas en la que se «injertaba» una «rama». A modo de ejemplo, la
logia de adopción de las Neufs Soeurs, presidida por la señora
Helvetius, llegó a reunir hasta 150 iniciadas; la logia Saint
Charles entre 1777 y 1781 reunió a 99 hombres y 68 mujeres. Con la
Revolución desaparecen las Logias de Adopción. Bajo el Primer Imperio
renacen las Logias de Adopción, siendo Gran Maestra, durante un corto
tiempo, la Emperatriz Josefina.
Las mujeres eran admitidas con
un ceremonial de ritual muy distinto al de los hombres, aunque la
Biblia sirviera también de referencia. Había sido suprimido todo el
sistema simbólico de la construcción, base de la iniciación masculina,
heredado de los masones operativos, de modo que los rituales en el
grado de aprendiza, solían evocar otros temas masónicos como la Torre
de Babel, en el de compañera, el Edén, la manzana y la serpiente y en
el de maestra el Diluvio y el Arca de Noé. Ignoramos cómo las mujeres
cultas de aquella época entendían los valores de esos símbolos.
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Recepción de
una dama en una logia de adopción a principios del siglo XIX ,
museo del GODF |
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A lo largo del siglo XIX y
principios del XX, la Masonería de Adopción fue decayendo ante la
aparición de Obediencias mixtas o femeninas. No obstante, las posturas
siguen inalterables con todo tipo de argumentos. A lo largo de los
años veinte Osward Wirth planteaba que la mujer debía encontrarse a sí
misma y no masculinizarse. La mujer debía aspirar a la «Iniciación»
encontrando su propio camino. Era absurdo «proponer a la mujer un
programa iniciático cuya tendencia fuera el desarrollo de la
masculinidad. Si la mujer había de ser iniciada, debía serlo en los
misterios de la feminidad». Era una «equivocación» ese feminismo
en que las mujeres para elevarse estaban adoptando actitudes y papeles
propios de los hombres. Osward Wirth no proponía mujeres sometidas al
varón sino dispuestas a desarrollar bien su propia identidad.
Extractado de: Françoise
Randouyer (Universidad de la Sorbona, París), “Presencia femenina
precoz en las logias españolas (1868-1898)”, en J.A. Ferrer Benimeli
(coord.), La masonería española en el 2000; una revisión histórica.
IX Symposium Internacional de Historia de la Masonería española,
Zaragoza, 2001, vol. II, pp. 603-626.
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